
Estructura y conceptualización de la Información electrónica en los negocios
Estructura y conceptualización de la Información electrónica en los negocios
En los entornos empresariales donde la información fluye constantemente día a día y, sobre todo, en grandes volúmenes, lo que también se conoce como big data, la información documental electrónica se establece como un activo estratégico fundamental y el acervo. La correcta estructura y conceptualización no solo facilitan la operatividad diaria, sino que también impactan directamente en la toma de decisiones, la eficiencia, el cumplimiento normativo y la preservación del conocimiento organizacional.
La información documental electrónica en las empresas abarca todo aquel contenido oficial (declarado en las Tablas de Retención Documental- T.R.D) registrado en cualquier soporte bien sea en papel, digital, audiovisual, etc. que sirve como evidencia de sus actividades, procesos, decisiones y transacciones. Va más allá de simples archivos, constituyendo la memoria corporativa tangible.
De ahí que los documentos deban entenderse a través de los atributos claves tales como:
Contenido: La información sustantiva que el documento transmite.
Contexto: Las circunstancias de creación, recepción y uso del documento, incluyendo quién, cuándo, dónde y por qué fue generado.
Estructura: La organización interna del documento, sus componentes y su formato.
Autenticidad: La garantía de que el documento es lo que dice ser y ha sido creado por quien se indica.
Integridad: La certeza de que el documento no ha sido alterado desde su creación.
Disponibilidad: La capacidad de acceder a la información cuando y donde se necesite.
Estructura de la Información Documental
Una estructura bien definida es esencial para gestionar eficazmente la información documental. Esta estructura se puede abordar desde diferentes perspectivas:
Clasificación: Organizar los documentos en categorías lógicas basadas en su función, tema, tipo o proceso de negocio. Un sistema de clasificación robusto facilita la búsqueda y recuperación de la información. Por ejemplo, se pueden tener categorías como “Recursos Humanos”, “Finanzas”, “Ventas”, cada una con sus respectivas subcategorías.
Metadatos: Asignar atributos descriptivos (metadatos) a cada documento. Estos datos contextuales (autor, fecha de creación, palabras clave, estado, etc.) enriquecen la información y permiten búsquedas precisas. La estandarización de los metadatos es crucial para la interoperabilidad y la consistencia.
Flujo de Documentos (Workflow): Comprender y modelar el ciclo de vida de los documentos, desde su creación o recepción hasta su disposición final (conservación o eliminación). Definir los responsables en cada etapa y los procesos asociados asegura un manejo eficiente y controlado.
Repositorios y Sistemas de Gestión Documental (SGD): Implementar plataformas tecnológicas para el almacenamiento, la organización, la seguridad y el acceso controlado a los documentos digitales. Estos sistemas suelen ofrecer funcionalidades avanzadas como control de versiones, gestión de permisos, indexación y búsqueda avanzada.
Importancia en los negocios: La correcta estructura y conceptualización de la información documental aporta numerosos beneficios a las empresas:
Mejora de la eficiencia: Acceder rápidamente a la información necesaria optimiza los procesos y reduce los tiempos de respuesta.
Toma de decisiones informada: Contar con información precisa y organizada facilita el análisis y la toma de decisiones estratégicas.
Cumplimiento normativo: Permite gestionar la documentación requerida por las regulaciones y facilita las auditorías.
Gestión del riesgo: La correcta conservación de documentos importantes protege a la empresa ante posibles litigios o contingencias.
Preservación del conocimiento: Asegura que la experiencia y el conocimiento organizacional queden registrados y accesibles para el futuro.
En definitiva, la estructura y la conceptualización de la información documental son pilares fundamentales para la gestión empresarial moderna. Invertir en sistemas y procesos que garanticen la organización, la accesibilidad, la integridad y la autenticidad de la información no solo optimiza las operaciones diarias, sino que también fortalece la capacidad de la empresa para crecer, innovar y competir en un entorno cada vez más impulsado por los datos. Una visión clara de la información documental como un activo estratégico es el primer paso hacia una gestión documental eficaz.